Por: Lorena Chávez Fernández.
Foto: Diana Ros Iraola.
Quienes acudieron este jueves a la conferencia de Diego Romero y Raquel Hernández iban deseosos de reflexionar desde una perspectiva diferente sobre el videoarte y, en efecto, lo hicieron de forma inteligente y abarcadora. La exposición de los ponentes partió de una simple provocación, llevada a cabo mediante la genialidad de una conocida frase de James Joyce: “Cierra los ojos y mira”.
Diego y Raquel invitaron a ver más allá de lo aparente y, con la seguridad de una investigación seria y detallada, mostraron los posibles nexos del videoarte con la literatura de Joyce y J.G. Ballard y con la pornografía.
A Joyce se refirieron como “un gran provocador”, acusado incluso de pornográfico debido a su obra. También destacaron el particular estilo de sus textos, e hicieron énfasis en el monólogo interior o flujo de conciencia. En Ballard, por otra parte, apreciaron su manera de presentar en los relatos una suerte de “radiografía de la mente humana”.
Al hablar de la pornografía expresaron que “se mueve en y desde la experimentación con técnicas visuales, o bien desde la producción de imagen, como lo hace Ballard en «Exhibición de atrocidades», Joyce en «Ulises» y mejor aún el videoarte con su particular modo de existir”, y la catalogaron como “la forma más política de la ficción”.
Así tuvieron en cuenta elementos como el uso del collage como montaje, la experiencia del tiempo y el rompimiento con las narrativas más canónicas. También se refirieron al “receptor transmedia”, ya sea lector o espectador, capaz de decodificar los textos o imágenes en la obra como una suerte de portal que conduce a otro texto o imagen.
Tan rico fue el intercambio y tan bien argumentado, que los ejemplos iniciales se enriquecieron con otras posibles conexiones al cine de terror, la escenificación de la guerra y de la violencia, y a otros muchos fenómenos sociales de la contemporaneidad asociados a la deshumanización, lo perturbador y las más profundas oscuridades.
Y, como era de esperarse, el sexo —y lo sexual— centró parte de los debates. Se habló, por ejemplo, de la necesidad de revalorizar lo auténtico sagrado y lo auténtico obsceno. También hubo referencias a una suerte de misoginia que en algunos productos audiovisuales proscribe la representación del placer femenino, mientras que la pornografía, al exacerbarla, la convierte en algo sórdido.
Ese intercambio fue la prueba fehaciente de la ilación mantenida en las sesiones teóricas del 8vo FIVAC. De hecho, hoy las intervenciones de Tova Beck-Friedman y de Oweena Fogarty permitieron retomar las inquietudes que estimularon en los participantes las ideas de Diego y Raquel.